Fue en el año 1988 cuando un desconocido Don Mancini elaboró el guión de lo que sería Child´s
Play (aquí conocida como "Chucky, el Muñeco Diabólico"). Dirigida por Tom Holland, la cinta -además
de contener una interesante bajada de línea sobre la influencia de los medios en los niños- narraba la
historia del feroz asesino Charles Lee Ray (interpretado por el bestial Brad Dourif) quien, herido de
muerte y acorralado por la policía, decide traspasar su alma a la del juguete de moda: un Good Guy.
Los Good Guys suponían el paraíso para todos los niños, y el simpático
Andy Barclay (Alex Vincent) no se iba a quedar afuera: Después de romperle
soberanamente los ovarios a su mamá, la señora decide comprárselo como
regalo de cumpleaños. Obviamente, el Good Guy que recibe Andy es el que
contiene el almita atribulada de Lee Ray. Ergo, el muñeco -que se hace
llamar Chucky- es asesino, tiene ganas de vengar su muerte y se apoya en
la complicidad y confidencialidad de un feliz niño que no deja de idolatrarlo y
acatar todos y cada uno de sus pedidos.
En resumen, un oscuro film que se valía tanto de un bien dosificado
suspenso como del interesante choque terrorífico que supone un juguete
infantil convertido en máquina de matar. Al final de esta cinta, Chucky pelea
con uñas y dientes (y patadas, y cuchillos) intentando defenderse pero
-calcinado por un voraz fuego iniciado por él mismo- cae preso de las balas
de un oficial de policía.
En Child´s Play 2 (1990, John Lafia), suponemos que los directivos de Good Guys andaban flojos
de presupuesto, ya que no tienen mejor idea que recuperar al chamuscado y maldito muñeco de la
versión anterior para "restaurarlo" y volver a venderlo como regular producto de línea. Por supuesto,
algo sale mal en la línea de montaje y una descarga eléctrica hace que Chucky vuelva a la vida más
cínico que antes.
Esta vez, Chucky no sólo tiene ganas de volverse humano, sino también de vengarse de su viejo
dueño Andy, que ahora vive separado de su madre y obligado a convivir con una detestable familia
sustituta. En uno de los arrebatos más enfermizos de toda la saga, el bestial Chucky se carga no sólo
a la mamá y al papá sustitutos de Andy, sino que también modifica los trabajos escolares del crío
para que su profesora lo suponga más traumadito de lo que está. De todos modos, la profesora
también es masacrada por el voraz muñequito. Ayudado por su hermanastra (Christine Elise, conocida
por casi todos debido a la serie Beverly Hills 90210), Andy decide enfrentarse al muñeco en la
mismísima Good Guys Factory.
El pobre Chucky recibe baldazos de ácido sulfúrico, desmembramientos,
costuras en lugares inapropiados y un divertido remate: una sobredosis de
oxígeno suministrada por un tubo de aire enchufado de prepo en su bocaza,
provocando que la cabeza del muñeco se hinche de manera
desproporcionada y termine explotando dando fin a esta digna segunda
entrega.
En la continuación más floja de la saga, Child´s Play 3 (1991, Jack
Bender), volvemos a contar con la ineficacia de los empleados de la fábrica
Good Guys: recogiendo los sangrantes trozos de Chucky, notaremos que
una gota de sangre de los mismos se derrama, por casualidad, en la
mezcladora del caucho con el que se elaboran los muñecos. Un original y
divertido sustituto del método tradicional de clonación que provoca que un pobre Good Guy que nada
tenía que ver con el asunto, se convierta en un nuevo e insoportable Chucky.
El pescuezo de Andy Barclay se ha convertido ahora en una deliberada y maquiavélica obsesión
para el muñequito, que todavía no tiene noción de que el tiempo pasó bastante y ahora Andy es un
tontuelo púber enrolado en un centro del ejército yanqui. Hacia allí marchará Chucky, asesinando
peluqueros neo-nazis y compañeritos de división del pobre Andy, que intenta pincharse a la chica
ruda-linda del lugar sin mucha suerte.
El final, bastante increíble (como los demás, pero sin onda) transcurre en una feria de pueblo en
la que el pobre muñequito es despedazado por las aspas de un ventilador gigante. Dato a tener en
cuenta en esta cinta: en ciertos primeros planos del muñeco, se usaron efectitos CGI como para
darle más veracidad su siempre simpática gestualidad.
En un -para quien escribe- simpático cambio de temática, y siete años
después, nos llegó Bride of Chucky (1998, Ronnie Yu), en la que el
destrozado muñeco, que hasta ese momento dormía su sueño eterno en el
pabellón de evidencias de una seccional policial, es vuelto a la vida con un
par de ritos vudú perpetrados por su apetecible novia Tiffany (la genial
Jenniffer Tilly).
La chica evidentemente lo ama: Le pone mucho esmero a la reparación
del muñeco, dejándolo con unas hermosas costuras a la vista, y parece
arengarlo a cometer el mejor crimen de la saga, asesinando a un simpaticón
Alexis Arquette. El muñeco, completamente olvidado ya de su affaire con
Andy Barclay, parece estar preocupado únicamente en recuperar identidad y
cuerpo humano.
Tanto le preocupa a Chucky este menester que deja medio colgada a la pobre Tiffany, que se
siente menospreciada y decide encerrarlo en un corralito con sonajeros. Terrible afrenta para un macho
cabrío como él, que no tardará en vengarse asesinándola mediante electrocución y trasladando su
sexy humanidad a una Good Girl de tamaño y facciones similares a los suyos. Y de ese modo,
buscando el Corazón de Dumballa (artilugio al parecer vital para la transpolación muñeco-humano) con
el que fue enterrado el original Lee Ray, esta parejita se esmera en divertirnos con sus peleítas y
asesinatos bastante bien elaborados durante el resto del metraje.
En un momento de relax, Chucky y Tiffany consiguen mantener relaciones sexuales a dos o tres
metros de una víctima sangrante. En ese idílico momento será engendrado el protagonista de la última
de las entregas, Seed Of Chucky, de actual proyección en el cine de tu barrio.
Play (aquí conocida como "Chucky, el Muñeco Diabólico"). Dirigida por Tom Holland, la cinta -además
de contener una interesante bajada de línea sobre la influencia de los medios en los niños- narraba la
historia del feroz asesino Charles Lee Ray (interpretado por el bestial Brad Dourif) quien, herido de
muerte y acorralado por la policía, decide traspasar su alma a la del juguete de moda: un Good Guy.
Los Good Guys suponían el paraíso para todos los niños, y el simpático
Andy Barclay (Alex Vincent) no se iba a quedar afuera: Después de romperle
soberanamente los ovarios a su mamá, la señora decide comprárselo como
regalo de cumpleaños. Obviamente, el Good Guy que recibe Andy es el que
contiene el almita atribulada de Lee Ray. Ergo, el muñeco -que se hace
llamar Chucky- es asesino, tiene ganas de vengar su muerte y se apoya en
la complicidad y confidencialidad de un feliz niño que no deja de idolatrarlo y
acatar todos y cada uno de sus pedidos.
En resumen, un oscuro film que se valía tanto de un bien dosificado
suspenso como del interesante choque terrorífico que supone un juguete
infantil convertido en máquina de matar. Al final de esta cinta, Chucky pelea
con uñas y dientes (y patadas, y cuchillos) intentando defenderse pero
-calcinado por un voraz fuego iniciado por él mismo- cae preso de las balas
de un oficial de policía.
En Child´s Play 2 (1990, John Lafia), suponemos que los directivos de Good Guys andaban flojos
de presupuesto, ya que no tienen mejor idea que recuperar al chamuscado y maldito muñeco de la
versión anterior para "restaurarlo" y volver a venderlo como regular producto de línea. Por supuesto,
algo sale mal en la línea de montaje y una descarga eléctrica hace que Chucky vuelva a la vida más
cínico que antes.
Esta vez, Chucky no sólo tiene ganas de volverse humano, sino también de vengarse de su viejo
dueño Andy, que ahora vive separado de su madre y obligado a convivir con una detestable familia
sustituta. En uno de los arrebatos más enfermizos de toda la saga, el bestial Chucky se carga no sólo
a la mamá y al papá sustitutos de Andy, sino que también modifica los trabajos escolares del crío
para que su profesora lo suponga más traumadito de lo que está. De todos modos, la profesora
también es masacrada por el voraz muñequito. Ayudado por su hermanastra (Christine Elise, conocida
por casi todos debido a la serie Beverly Hills 90210), Andy decide enfrentarse al muñeco en la
mismísima Good Guys Factory.
El pobre Chucky recibe baldazos de ácido sulfúrico, desmembramientos,
costuras en lugares inapropiados y un divertido remate: una sobredosis de
oxígeno suministrada por un tubo de aire enchufado de prepo en su bocaza,
provocando que la cabeza del muñeco se hinche de manera
desproporcionada y termine explotando dando fin a esta digna segunda
entrega.
En la continuación más floja de la saga, Child´s Play 3 (1991, Jack
Bender), volvemos a contar con la ineficacia de los empleados de la fábrica
Good Guys: recogiendo los sangrantes trozos de Chucky, notaremos que
una gota de sangre de los mismos se derrama, por casualidad, en la
mezcladora del caucho con el que se elaboran los muñecos. Un original y
divertido sustituto del método tradicional de clonación que provoca que un pobre Good Guy que nada
tenía que ver con el asunto, se convierta en un nuevo e insoportable Chucky.
El pescuezo de Andy Barclay se ha convertido ahora en una deliberada y maquiavélica obsesión
para el muñequito, que todavía no tiene noción de que el tiempo pasó bastante y ahora Andy es un
tontuelo púber enrolado en un centro del ejército yanqui. Hacia allí marchará Chucky, asesinando
peluqueros neo-nazis y compañeritos de división del pobre Andy, que intenta pincharse a la chica
ruda-linda del lugar sin mucha suerte.
El final, bastante increíble (como los demás, pero sin onda) transcurre en una feria de pueblo en
la que el pobre muñequito es despedazado por las aspas de un ventilador gigante. Dato a tener en
cuenta en esta cinta: en ciertos primeros planos del muñeco, se usaron efectitos CGI como para
darle más veracidad su siempre simpática gestualidad.
En un -para quien escribe- simpático cambio de temática, y siete años
después, nos llegó Bride of Chucky (1998, Ronnie Yu), en la que el
destrozado muñeco, que hasta ese momento dormía su sueño eterno en el
pabellón de evidencias de una seccional policial, es vuelto a la vida con un
par de ritos vudú perpetrados por su apetecible novia Tiffany (la genial
Jenniffer Tilly).
La chica evidentemente lo ama: Le pone mucho esmero a la reparación
del muñeco, dejándolo con unas hermosas costuras a la vista, y parece
arengarlo a cometer el mejor crimen de la saga, asesinando a un simpaticón
Alexis Arquette. El muñeco, completamente olvidado ya de su affaire con
Andy Barclay, parece estar preocupado únicamente en recuperar identidad y
cuerpo humano.
Tanto le preocupa a Chucky este menester que deja medio colgada a la pobre Tiffany, que se
siente menospreciada y decide encerrarlo en un corralito con sonajeros. Terrible afrenta para un macho
cabrío como él, que no tardará en vengarse asesinándola mediante electrocución y trasladando su
sexy humanidad a una Good Girl de tamaño y facciones similares a los suyos. Y de ese modo,
buscando el Corazón de Dumballa (artilugio al parecer vital para la transpolación muñeco-humano) con
el que fue enterrado el original Lee Ray, esta parejita se esmera en divertirnos con sus peleítas y
asesinatos bastante bien elaborados durante el resto del metraje.
En un momento de relax, Chucky y Tiffany consiguen mantener relaciones sexuales a dos o tres
metros de una víctima sangrante. En ese idílico momento será engendrado el protagonista de la última
de las entregas, Seed Of Chucky, de actual proyección en el cine de tu barrio.